Aquí nomás, pelando cebollas
Si no vives algo digno de ser contado, cuenta algo digno de ser leido. Así lo dijo algún hombre que no fue Günter Grass.
Capa a capa, la cebolla cede, se revela. Me descubre de la mano de Günter, él en sus campos de papas y yo siguiendo a un circo por la calle o probándome el chaleco de tela roja que me electrizaba los rizos.
Mientras me auto-satisfago con estos fragmentos virtualeselectrónicosescritosalvuelo, me pregunto dos cosas: ¿llegarán a ver la luz bajo el cobijo de una casa suntuosa y editorial? ¿quiero que así sea?