Tortugas voladoras
Con cinturones y almohadas en la espalda
somos tortugas.
Mi padre amarra los caparazones
y desata la imaginación.
Escondidas tras puertas plegables
hasta que el asecho rinda frutos
y la víctima-padre sienta la furia
de las tortugas voladoras.
Una ronda despiadada de cosquillas
culmina con la muerte de la presa
o con el escape de una flatulencia paternal,
lo que suceda primero.