Wednesday, October 10, 2007

El arte conceptual me rompió el corazón

Siempre me gustó, con su pelo rojo como una zanahoria anaranjada, largo y rizado como sus ideas. A Mauricio lo conocí antes de salir del cascarón, durante mi estancia en el país de pasto y la gente bonita. No era como los demás. Me lo encontré en la calle, estaba parado frente a un señor que vendía algodones de azúcar, sostenía un portafolio abierto, dispuesto a llenarlo de viscosidad. Cuando me explicó que era una pieza para una "expo"me derretí de lujuria ahí mismo.

Escuché que iba a dar un taller de arte conceptual y me inscribí de inmediato. Aprendí de Santiago Sierra, Artemio y Mejor Vida Corp. No entendí cómo había sobrevivido tantos años sin Una y tres sillas de Joeph Kosuth o el tiburón en formol de Damien Hirst. Caí perdidamente enamorada de Mauricio.

Durante una sesión particularmente caótica en la que Artemio mostró sus videointervenciones de Hello Kitty y Rambo, Mauricio rozó mi mano. Una descarga me electrizó de cabeza a pies y entre lubricada y eufórica susurré: Me gustas, llévame a una galería.

Fuimos en mi coche -Mauricio no manejaba pues le parecía socialmente irresponsable- a una de esas casas con paredes blancas. Una lámina de aluminio con dos rayones a lo largo, un burro disecado tomando caguamas y una pianola que proyectaba la partitura de Stairway to heaven en forma de luces en la pared fueron los testigos de nuestro primer beso.

Ofreció irse en metro pero insistí en llevarlo a donde fuera necesario. Llegamos a una especie de iglesia neocristiana, completamente blanca y sobria. Agradeció el aventón y cuando le pregunté sobre nuestra próxima cita se disculpó diciendo que no iba a ser posible vernos hasta que terminara su "expo".

Mauricio sacó de la cajuela un traje de lentejuelas estilo Elvis, unas alas de papel maché, un micrófono dorado, una jeringa, una bolsa de suero y un arnés. Se despidió y cerró la puerta del coche. Nunca me llamó. Supe por las noticias que su performance atrajo la atención de la prensa y se ganó una beca del Fonca. A partir de ese día no puedo ver ni un solo Orozco y Marcel Duchamp está muerto para mí. El arte conceptual me rompió el corazón.

Tuesday, October 02, 2007

Hermana, perdóname

Me disgusta lo usado, soy primogénita, desde los lápices de colores hasta los zapatos, nuevo todo. Los despojos para aquellos que tuvieron la mala fortuna de nacer después.

Pero ahora que llego con el culo mordido por mi karma, me conformo con reciclar y ponerme palabras gastadas. Como quien traga la sopa sólo por hambre, engullo teamos de otras mujeres y por fin entiendo a mi hermana.