Los suelos inmaculados
Siempre hay lugar, siempre hay espacio, sólo es cosa de tomar una escoba y limpiar la casa. Y a mí, que me encanta recoger pelusas del suelo casi inmaculado, hay que recordarme continuamente que hay pelusas que nomás no se recogen, que ahí están y punto. Los suelos inmaculados sólo existen en casas no habitadas, en corazones despoblados.