Las nubes
Yo no soy de las que miran a las nubes. Las veo ahora porque no tengo más remedio: es lo único visible desde mi ventanilla.
¿Qué dicen los poetas de ellas? ¿Las llaman diosas suspendidas?
Este campo alucinógeno de amapolas blancas y amantes complacientes me recuerda a mí. Por liviana e impredecible. Por efímera y vagabunda. Por estar a punto de no ser, sólo lágrimas condensadas.
Me recuerdan a mí por atormentada.
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