adentro
sus latidos me despertaron, eran tan fuertes que lo hacían temblar a él, a mí y a la cama.
latía por ambos, pero de este lado de mis costillas: nada.
una madrugada me desperté tiritando y me preparé el té más caliente de lo normal sólo para descubrir que el frío venía de adentro y adentro nada.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home